ESO (que no se ve) también es ESI

La ESI que irrumpe en la vida cotidiana.
Microrelatos de experiencias, Pedagogías afectivas
en los bucles y andares del vivir.

«¿Qué es sexo oral?, siempre quise saber eso , y nunca me animé a preguntar» (A. 81 años)

1 Jueves 13 de Julio:

Cada vez es más difícil tener «tiempo» para sentarse a escribir, encontrarse con la tranquilidad que la atención demanda, el espacio, la disponibilidad, la concentración, las GANAS. Lo bueno de no querer hacer teoría pero desear profundamente compartir experiencias, es que pueden viajar en un posteo de FB, una historia de IG o un microrelato en este blog. Viajar para abrazar esas experiencias y esos cuerpos que están pensando/haciendo en diversos y bastos territorios, que amplían y desbordan todos los límites y marcos teóricos de la educación sexual integral. El intercambio de experiencias es mucho más enriquecedor de lo que llegamos a percibir en el presente.
Circular las irrupciones puede ser una gran herramienta a la hora de intervenir o pensar nuestras formas de enseñar, de aprender, pero sobre todo de escuchar, de compartir, de participar, de DECIR, básicamente de vivir y aprender de y con lxs otrxs, de eso se trata la Pedadogía de lxs afectos. Tener como horizonte mejores relaciones interpersonales, para el cuidado de la afectividad pero sobre todo para que otras formas de vida sean posibles.

El jueves fue MUY LARGO, mucha gente, mucha demanda, mucho mensaje y preguntas por teléfono. Mucha demanda de las precep en la escuela para cerrar las notas. Muchxs estudiantes cuestionando «profe por qué me desaprobaste, tengo la carpeta completa». Mucho correr, volver al trabajo virtual, la gente que demanda, el rum rum del contexto. Encuentro con amiga, visita a la abuela de alta, escuchar conversaciones entre risas mientras el apuro de una ducha caliente y algo para el dolor de cabeza pueda poner fin al trajín del día. Mientras el jueves empezaba, trasncurría y terminaba, interrumpía la oportunidad para la ESI sin parar. Mientras la demanda y la socialización crecía, más podía notar cómo «eso que no se ve» (porque simplemente sucede en el intercambio de la vida cotidiana) también era ESI.

Turno mañana:

Entre trabajo en casa, escuela y trabajo en casa de nuevo, una vieja amiga me dice «venite a casa si podés, que no quiero estar sola». Preparo mi mochila para seguir trabajando en su casa. Entre charla y charla le comento que una vez recibí un mensaje de pedido de ayuda que solo decía «necesito resolver esto con mi pareja, tiene conductas sexuales extrañas», me preocupó mucho porque lo primero – y único- que pensé fue que podría estar en peligro esta mujer. Solo pensé en una situación de abuso y el mensaje un pedido de ayuda – tenga esta persona naturalizada o no la violencia o la falta de consentimiento- . Pero, antes de comentarle a mi amiga lo que interpreté, ella intervino: «capaz era homosexual el tipo por eso quería hacer cosas que con ella no podía y le resultan extrañas».

En dos segundos vino a mi cabeza toda la fuerza con la que opera la subjetividad y la construcción de sentidos en universos discursivos y sexo afectivos tan pero tan diferentes. La noción de «conductas sexuales extrañas» eran universos paralelos. Por un lado, la sospecha de la orientación sexual estaba relacionada a una vida heterosexual, monogámica, en pareja por más de 20 años y la familia constituída con hijxs. Por el otro, la sospecha del maltrato estaba íntimamente relacionada a la vida sexo afectiva incomodada por las relaciones de larga duración, «clásicas» y con formato «familia», no podía pensar en un problema «de a dos» sino en una relación desigual y violenta porque la experiencia activista me llevó a estar alerta a estas manifiestaciones tan naturalizadas.

No voy a desarrollar las explicaciones teóricas de mis argumentos para asociar cada mirada en esta oportunidad, pero lxs invito a pensarlo como ejercicio . Lo que está claro es que no hay dudas que según se viva la sexualidad, se entiendan los cuerpos y se normalicen, o no, ciertas prácticas, las miradas serán distintas. ¡Que experiencia más propicia para hablar de perspectivas y cómo moldean nuestras interpretaciones de la realidad! La ESI no es un concepto aislado, contiene experiencias y formas de vivir, de hablar e interpretar nuestra realidad – y la de otrxs-. Nunca supimos a qué se refería esta persona con «conductas sexuales extrañas», solo teníamos la certeza de nuestras interpretaciones (basadas en nuestra forma de vivir/sentir/pensar y experimentar la sexualidad).



Turno Tarde:
Vuelvo a casa y doy por finalizada mi jornada laboral y muy cansada de tratar con tantísima gente en el día, decido tomar fuerzas para ir a ver a mi abuela que estaba recuperandose de alta médica en lo de su sobrina R. Llego, ponemos para el mate, entre yuyo y receteas de bizcochuelos, interpretación de prescripciones médicas, mucho frío, novela y la mezcla de la vida matencera- paraguaya, sale el tema: la vecina conoció un tipo por teléfono con una app de citas.

La discusión giraba en torno al chisme que nos contaba R, mientras daba enfática su opinión al respecto «yo no haría eso, no es normal». Sucede que la señora en cuestión , viuda, conoce un tipo por el teléfono – app de citas- y como no se veían en lo presencial tenían sexo virtual. «La mujer sola se hacía por la cámara y el tipo solo se toca y así hacían. No me parece normal además es grande la señora ya tiene que estar tranquila sola, pienso yo que ya no soy vieja pero ya soy grande». R estaba más sorprendida que indignada por la situación, no podía comprender cómo es posible que se pueda disfrutar o tener intimidad mediadxs por una cámara. Intervengo opinando que hay muchas formas de vivir la sexualidad y seguro la señora estaba de acuerdo y contenta con ese formato y que sea vieja no le quita el derecho al placer, o la compañía, a sentir su cuerpo. Interrumpe la abuela entre risas picaronas y un poco de verguenza, «¿qué es sexo oral? siempre quise saber nunca me animo a preguntar. Ok, nos pusimos a hablar de eso y de los derechos sexuales no reproductivos en una ronda intergeneracional de 16, 36, 40 y 80 años.
La ESI está en una ronda de chisme, en una forma de aprender la sexualidad mediada por la cultura del silencio, o la monogamia, o el machismo o la reproducción y la pureza, en el paraguay, la argentina, el barrio, el conurbano, pensaba volviendo a casa. ESI para adultxs siempre fue una gran apuesta en mis prácticas como docente, de hecho sigo creyendo que es por ahí donde hay que empezar. Otras adulteces son posibles.

Turno Noche:

Soy oyente de una conversación ente generaciones otra vez, solo que en esta oportunidad entre la adolescencia y la juventud de los «veinti». La charla enfática y risueña entre mujeres ronda en opiniones sobre las relaciones «tóxicas» (término polémico si lo hay pues cuál es la referencia? hay relación entre tóxico y violento? qué son las violencias?…pero bueno, ahí yo pesada).

El debate gira en torno a las relaciones heterosexuales y ya casi un «saber popular» sobre los varones y sus prácticas machistas. «Son varones, pero qué hacer?» El desafío casi desgastante actual para sostener una relación entre varones y mujeres que se piensan a sí mismxs en las prácticas cotidianas. No suficiente se le suma a esta GRAN cuestión la «monogamía obligatoria» , que aparece en formato de sospechas, mensajes de textos, pruebas de «verdad/mentira» abriendo el campo para afirmar «el teléfono arruinó todas las relaciones o formas posibles de tener una relación»: que si lees o no el teléfono del otrx, que si le das o no contraseña, si le decís o no que leiste, que si haces o no capturas de pantallas….» . Solo me quedo detenida en esta última afirmación porque pienso que va más allá de lo generacional, por un lado la revisión de las prácticas con los «vínculos» (otra palabra…) que es más propia de las juventudes pero por el otro, la irrupción de las redes sociales y las plataformas que se covierten en realidades y escenarios de las mismas relaciones y son formas de vinculación que rompen la barrera generacional (recuerdo la tarde y a la señora que tenía «cibersexo» con un «extraño» de app de citas») pienso de nuevo cuando con una amiga hace varios años nos enojabamos y nos reíamos diciendo «ESI para adultxs» (nunca lo dejamos de sostener). Vuelvo al concepto de «relación tóxica» pienso ¿se puede vivir todo el tiempo pensando en el uso del teléfono de la otra persona»? ¿cómo se contruye la confianza y desactiva la paranoia? ¿Cómo es la dinámica entre las juventudes mediadas por el teléfono como el conducto del «engaño y la desconfianza»? ¿es un conducto acutalizado o novedoso? la trampa siempre existió….

ESO que no se ve, pero sucede, también es ESI…cualquier día de la vida, dónde sea que estemos.

Belén Barral


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